Preludio de un sostenido deseo
que corteja los acordes en redes,
quietud moldeada en blancas piedades
y enredado en un perpetuo ‘quejío’.
Se rodea el anhelo en cariátides,
entre alquimia y melodía que ansío
en el roce de las manos que guío,
abrazo las desnudas profundidades.
Espirales que parecen eternas
memorias en bucle de los recuerdos,
teje sueños en vivas filigranas.
Célicos sonrojos, hilos dormidos
en lo cerúleo de las mañanas,
cuando contemplan los sones llorados.
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