Esta es una historia muy contada en el Estado de Morelos, cuando la Hacienda de Coahuixtla era próspera y productiva. Había mucho trabajo en ese lugar, pues en esas tierras se procesaba la caña, para obtener azúcar; los hacendados eran muy ricos y famosos.
En esa hacienda trabajaba una hermosa mujer; su belleza era tal que muchos hombres soñaban con tenerla, sin embargo ella siempre se negaba a quienes la pretendían, pues la única motivación que tenía aquella joven mujer era su trabajo, al cuál se entregaba en cuerpo y alma, mostrándose siempre reservada platicando pocas veces con aquellas personas que la rodeaban.
Al terminar sus labores, la hermosa joven acudía a bañarse a las aguas del río cercano a la hacienda; contando la Leyenda que en cierta ocasión apareció, al terminar su baño habitual, un hombre montado sobre un hermoso y enorme caballo negro, quién se le acercó para ofrecerle llevarla a su casa con la intención de enamorarla, siendo rechazado tajantemente por la chica como todos los demás hombres que la pretendían.
No obstante y a partir de ese día, al volver del río se topo en diversas ocasiones con el misterioso pretendiente, que se mostraba empecinado en cumplir su objetivo. Al parecerle a la chica extrañamente apuesto, al estar rodeado de cierta aura de misterio y al contar con mucha labia, finalmente convenció a la mujer de llevarla a casa. El la cargó y la monto en el caballo, y ella se sujetó fuertemente a su espalda, para finalmente dejarla en las puertas de la hacienda, ella aseguraba que todo había llegado hasta ahí, pero él comenzó a buscarla y poco a poco la fue seduciendo hasta que finalmente la hermosa mujer cedió a sus pretensiones al darle el sí.
Así y envuelta en un maravilloso y tórrido romance transcurriría un tiempo, viéndose a escondidas siempre por la noche dando rienda suelta a sus pasiones más bajas, hasta que finalmente la mujer quedó embarazada, al darse cuenta de esta situación la joven se dispuso a tratar el asunto con su amado, sin que esto fuera posible, ya que aquél hombre desaparecería para siempre de su vida sin que jamás volviera a saber nada de él.
Así la joven tuvo que afrontar se embarazo sola, durante los nueve meses que mantuvo al pequeño en su vientre fue descubriendo situaciones que la inquietaban, ya que el bebé se movía constantemente, por largos periodos que le producían dolores insoportables, llegando incluso a sentir que podía escuchar que el infante le hablaba.
Cuando el bebé nació, la mujer notó algo diferente en él debido a que parecía estar muy atento a todo lo que ocurría a su alrededor, como si pudiera comprender lo que estaba pasando. Así transcurrirían seis meses inquietantes, fue entonces que decidió bautizarlo, creyendo que con eso podría desaparecer cualquier situación extraña, no obstante nadie quería ser su madrina por tratarse de un hijo sin padre, por lo que tuvo que acudir a un poblado vecino donde finalmente encontró a una prima que estuvo dispuesta a bautizar al pequeño; así que preparó todo para el gran día y su prima se dispuso a llevar al niño a la iglesia llevándolo en brazos, hablándole tiernamente diciéndole que debía estar contento pues pronto sería un hijo de Dios. Sin embargo estás palabras parecían inquietar demasiado al niño.
Al llegar al río, justo a la zona donde sus padres se conocieron, el bebe soltó una fuerte carcajada, mientras que un sonido que emulaba una voz profunda brotaba de su ser, diciéndole a la mujer que lo llevaba en brazos "mira madrina, ya puedo hablar, ya tengo dientes y te voy a matar", mostrándole unos afilados colmillos atacándola como si fuese un perro feroz, mordiéndole el cuello hasta matarla, para después arrojarse al río sin que nadie jamás volviera a verlo. Al llegar los vecinos al lugar de los terribles acontecimientos solo encontrarían el cuerpo sin vida de la desafortunada madrina percatándose que la misma presentaba un sinnúmero de terribles mordidas.
Dedujeron que se trataba del hijo del diablo y que por lo mismo aquél no quería bautizarse, al buscar a su madre se percataron que también ella había desaparecido misteriosamente. El bebé sería apodado como "El Choco" y desde entonces cuenta la Leyenda que se le puede ver por las noches merodeando por el río o por las ruinas de la hacienda, algunas personas aseguran que lo han llegado a ver jugando con los huesos de sus víctimas.
Se dice que en algunas ocasiones algunos visitantes que recorren las ruinas han corrido con el infortunio de toparse con este terrible personaje, quién al verlos les extiende los brazos en señal de que lo carguen, consiguiendo fácilmente su objetivo al cargarlo sus víctimas extrañados de que un bebé se encuentre solo en aquél lugar, tan solo para sentir al momento de alzarlo que sus brazos se queman, algunos afortunados que han logrado sobrevivir al encuentro han presentado extrañas mordeduras en sus extremidades. Así que si llegas a visitar las ruinas de aquella hacienda recuerda estar expectante ante lo que perciban tus ojos, no sea que tengas el infortunio de encontrarte con "El Choco".
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