Sentía la necesidad de relacionarme con la naturaleza que me rodeaba: árboles, ardillas, plantas, abejas, arañas, hormigas, etc., así que un día decidí ir caminando por el parque. Pero, el parque se encontraba silencioso y solitario, solamente sentía el viento. -Está bien- dije en mi interior -creo que es una buena ocasión para sentarme y admirar la naturaleza-. Me encontraba admirando el paisaje que me rodeaba. De pronto apareció a lo lejos un hombre alto caminando, cabello canoso, que me pareció bastante atractivo. Me vio, miró donde estaba sentada. Yo tenía las piernas cruzadas sentada de forma infantil y la banca del parque me hacía parecer más pequeña de lo que en realidad era. Sí, sé que soy joven, pero... El hombre me dijo: ¡Hola! Yo le respondí: ¡Hola! Y así fue comenzó una nueva relación con la naturaleza.
Caro Vargas
Estudia letras hispánicas en la UNAM. Le gusta leer novelas románticas, poesía, y caminar por los parques y hacer amigos, estima mucho a las personas mayores por sus enseñanzas de vida. Ama la fotografía, los gatos. Escribe muy poco, porque no sabe qué escribir. Le gusta participar en círculos de lectura porque aprende de los demás.
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