Los laberintos y su presencia en el mundo son de aquellas cosas hechas para provocar conflictos en aquellos que busquen atravesarlo, aunque su presencia en la antigüedad obtiene peso tras los acontecimientos de gracia, donde el rey Minos, mando a diseñar y construir un gigantesco laberinto en Creta diseñado por Dédalo, para poder encerrar a su hijo el Minotauro, y así está bestia con cabeza de toro y cuerpo humano, se mantuviera perdido entre las grandes paredes del laberinto circular, sin poder encontrar la salida, claro esto hasta la llegada de Teseo.
Sin embargo estas confusas estructuras se remontan al antiguo Egipto, se han podido encontrar evidencias, desde planos, jeroglíficos y estructuras dentro de las tumbas, que apuntan a estás trampas confusas, esto con la finalidad de evitar a los saqueadores de tumbas y tesoros, ya que eran colocados más que nada para los Faraones, pero a diferencia de Gracia, sus laberintos tenían forma cuadrada o rectangular.
Por otro lado también se tenía un significado para estos dependiendo de la visión de la época en la que se colocaba o dependiendo del suceso para el que esté servía, pues en el caso del laberinto dónde se encerraba al Minotauro, era circular ya que apuntaba directamente a la eternidad a la que el Minotauro debía someterse dentro del mismo, por otro lado en Egipto no solo era una trampa para excursionistas, sino también era un punto de recorrido entre la ascensión del espíritu al juicio de Anubis.
Cómo un tercer ejemplo de esta historia de laberintos, está su presencia en la Edad Media, dónde se veía como una prueba de conexión entre Dios y el hombre, dejando en claro que aquel que pudiera entrar de un lado y salir del otro era una persona con una gran fe y bendecida por Dios en todos los pasos de su senda.
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