Durante los periodos antiguos se puso en auge el buscar la procedencia de nuestro origen a través de las raíces de los dioses con humanos, que se conocerían como semidioses y posteriormente este linaje traería como consecuencia el desarrollo de la descendencia perdiendo cada vez más el estirpe divino y perdiéndose en el paso de las generaciones.
Sin embargo aunque no se remarca este esquema como tal, es curioso que cada una de las civilizaciones mantenga una especulación constante sobre este mismo hecho, dando como resultado un linaje que se ilustraba de diversas formas, de hecho se piensa que está acción era la causante de que en ciertos pueblos de los alrededores de la grandes ciudades, se dedicaban a la adoración de un solo ser en particular, de los cuales se denominaban hijos.
En su paso por los periodos se les denominaron clanes, tribus o guerreros de una sola deidad, esto claro trajo como consecuencia que las deidades se dividieran e incluso trajo guerras en nombre de aquellos que les dieron la vida.
Hubo grabados dónde se marcaba está descendencia e incluso arquitecturas alusivas al hogar de los hijos de estás deidades, sin embargo al paso de los siglos, estas imágenes empezaron a cambiar hasta llegar al primer árbol que se estima tuvo presencia en Grecia, después paso por las demás civilizaciones, pero tuvo más formación e importancia durante la Edad Media, dado que en el desarrollo de las historias de el Rey Arturo y los Blasones, tomo más importancia, por las diferentes historias y mitos que estás contaban.
De ahí siguió pasando a lo largo del tiempo, hasta llegar a lo que es hoy en día, claro que el árbol genealógico ha pasado por distintas adaptaciones y formas, pero siempre manteniendo la forma de los lazos simulando las ramas de un árbol y todos sus componentes.
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