Hace tiempo mire las historias que guardan el comienzo de mi viaje.
Vi ruinas dónde antes podía observar cimientos de una partida alegre, y templos dónde alguna vez yacían desilusiones, cada una conecta con aquellos instantes dónde la soledad me acongojaba y sin saber precisar el cuando, algo cambio, haciéndome sentir distinto; sería que al final el miedo y la apatía se cansaron de asediar mi camino, o será que simplemente acerté al dejar de lado los asuntos insignificantes, aprender de los errores y mirar el horizonte que me correspondía cruzar, ignorando los caminos cortos o largos que podía observar en otros, y así por fin dejar de fijarme en sus distancias o centrarme en las constantes variaciones de un destino.
Tal vez la vida no me sonríe, y de ser así seré yo quien le sonría, y cargaré una vez mas conmigo aquella amplia decepción que me acompaña por este camino confuso, pues apuesto que tras los obscuros y fríos nubarrones que presenta, se encuentra una cálida emoción que necesita de mí, pues el pasado es un presente que acompaña a mi futuro, sabiendo que es lo que se retoma del pasado, podemos ver qué es lo que nos depara el futuro.
A.M.
Comentarios
Publicar un comentario