¿Has visitado alguna
playa donde al oscurecer la orilla del mar brille? ¿O has escuchado a personas
hablar sobre el mar brillante? Pues sin dudas es uno de los fenómenos naturales
más impresionantes y que solo por las noches se puede ver
Es uno de los
fenómenos más fascinantes de la naturaleza es el de la Bioluminiscencia,
mismo que a simple vista podríamos considerar inexplicable. Este fenómeno se
genera en los hábitats marinos, se calcula que el 90% de los organismos de las
profundidades la presentan, mientras que en tierra sólo se observa en hongos e
invertebrados. En general lo podemos encontrar en plantas, animales, bacterias
y hongos.
La bioluminiscencia es
un proceso que se da en algunos organismos vivos, en donde se crea una reacción
química que produce luz.
La mayoría de las veces podremos
verlo de noche en las playas, en la orilla, donde revientan las olas, que es el
momento en que no nos lo impide la luz del día.
Pero, ¿cómo es que se produce?,
pues decíamos que se da gracias a la energía generada por una reacción química
y esta se manifiesta como luz. Para ello intervienen la enzima luciferasa, la
proteína luciferina, el oxígeno y el nucleótido trifosfato de adenosina (ATP).
La luciferasa cataliza la oxidación de un sustrato de luciferina y con el ATP
se obtiene la energía celular que permite producir esa emisión de luz.
Básicamente existen tres tipos
de bioluminiscencia: la intracelular, la extracelular y la simbiosis con
bacterias luminiscentes.
La
bioluminiscencia intracelular es generada por células especializadas
del propio cuerpo de algunas especies pluricelulares o unicelulares y
cuya luz se emite al exterior a través de la piel o se
intensifica mediante lentes y materiales reflectantes como los cristales de urato de
las luciérnagas o las placas de guanina de ciertos peces.
La
bioluminiscencia extracelular se da a partir de la reacción entre la luciferina y
la luciferasa fuera del organismo. Una vez sintetizados, ambos
componentes se almacenan en glándulas diferentes en la piel o
bajo esta. La expulsión y consecuente mezcla de ambos reactivos en el exterior
producen nubes luminosas. Este tipo de luminiscencia es común a
bastantes crustáceos y algunos cefalópodos abisales.
Simbiosis con bacterias luminiscentes se conoce solo en animales marinos
tales como los celentéreos, gusanos, moluscos, equinodermos y
peces. Parece ser el fenómeno de luminiscencia de origen biológico más
extendido en el reino animal. En diversos lugares del cuerpo los
animales disponen de pequeñas vejigas, comúnmente llamadas fotóforos,
donde guardan bacterias luminiscentes. Algunas especies producen luz continua
cuya intensidad puede ser neutralizada o modulada mediante diversas estructuras
especializadas. Normalmente los órganos luminosos están conectados
al sistema nervioso, lo que permite al animal controlar la emisión
lumínica a voluntad.
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